En este apartado,
el coautor del presente informe, Javier García García, enfermo de Parkinson, va
a describir de forma somera cual ha sido su experiencia desde el momento en que
intuyó que el origen de la patología que padecía pudiera radicar en una disfunción del OVN u Órgano de Jacobson, así
como describirá las distintas técnicas utilizadas para paliarla y los
resultados obtenidos:
Hace aproximadamente
unos treinta años me diagnosticaron mi enfermedad, con la cual tuve que
convivir y adaptarme. Me preguntaba constantemente, ¿ cómo era posible que con
tanto avance de la ciencia, se supiera tan poco o, por mejor decir, nada sobre
el origen de mi patología ?. Unas navidades, concretamente las relativas al año
2003-2004, movido por la agudeza intuitiva que nos dota el cerebro ante
situaciones de supervivencia, vislumbré donde podía radicar el origen de mi
patología.
En la primera de ellas, procedí a introducirme un
hielo en el interior de mis cavidades nasales a la altura del OVN u Órgano de Jacobson.
El resultado de la prueba fue inmediato y, lo puedo calificar, de espectacular,
percibiendo una mejoría en los síntomas negativos de mi enfermedad.
En la segunda, de
similares características a la anterior, lo que hice fue practicar sobre la zona un inhalador
anestésico de los que utilizan los dentistas, experimentando una súbita y
repentina mejoría.
La tercera prueba,
consistió en taponarme ambas fosas nasales durante la noche, procediendo a
respirar por la boca mientras dormía. Los resultados fueron muy prometedores,
hasta el punto de experimentar una notable mejoría durante la mañana del día
siguiente.
Estas prácticas,
pese a la obtención de evidentes y significativos logros, no tuvieron la
continuidad deseable; las dos primeras por la imposibilidad manifiesta en su
prolongación en el tiempo, debido a la propia naturaleza de las sustancias
aplicadas. La última, tanto por la incomodidad que supone el tener que respirar
por la boca durante un lapsus continuado de tiempo y la posible incidencia
adversa en la alteración del flujo aéreo
en la cavidad nasal.
Con el transcurso
del tiempo y, una vez que hemos profundizado en la investigación, constatando
que, una vez que se impide el paso de las vomeroferinas a través del orificio
que comunica la cavidad nasal con la vomeronasal, los efectos del parkinson
minoran de forma significativa, he vuelto a efectuar con mayor precisión las
pruebas anteriormente meritadas y, los resultados no pueden ser más
esperanzadores a la par que sorprendentes.
En una primera
fase, he vuelto a taponarme durante la noche ambos orificios nasales y le he
dado cierta continuidad, experimentando una más que evidente mejoría,
sobremanera, en la primera parte de la jornada.
Como no era
suficiente, toda vez que a lo largo del día esa parte quedaba desprotegida y
continuaba el flujo descontrolado de vomeroferinas activando mi OVN durante el
día, con los efectos perniciosos que lleva aparejado, he procedido, a modo de
sustancia mucosa artificial, a taponarme con un cleenex ambos orificios nasales
a lo largo del día, produciéndose una mejoría espectacular con el transcurso de
tan sólo 3 horas.
En su consecuencia
y, tras las pruebas-test practicadas, he llegado a la siguiente conclusión:
Mis orificios nasales
están permanentemente despejados. Puedo insuflar aire a mis pulmones con toda
eficacia, nada lo impide. Sin embargo, para mí, la hiperventilación equivale a
malestar, a rigidez. Tras décadas de convivencia con mi molesto y pertinaz
compañero de viaje, el parkinson, he relacionado
directamente mi patología con los sistemas olfatorio principal y secundario.
Es por ello, que considero absolutamente necesario, no
proceder a una solución provisional y, en su caso, limitada en su efecto, sino
abogar por una solución definitiva, consistente en proceder a taponar de forma
y manera definitiva el orificio que une la cavidad nasal con la vomeronasal, a
través de una pequeña placa, implante o similar que, sin dañar la zona
afectada, ocluya permanentemente la posibilidad de una activación involuntaria
del OVN u Órgano de Jacobson, impidiendo el paso constante de vomeroferinas.
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