Monday, May 28, 2012

TESTIMONIO




      En este apartado, el coautor del presente informe, Javier García García, enfermo de Parkinson, va a describir de forma somera cual ha sido su experiencia desde el momento en que intuyó que el origen de la patología que padecía pudiera radicar en una   disfunción del OVN u Órgano de Jacobson, así como describirá las distintas técnicas utilizadas para paliarla y los resultados obtenidos:

   Hace aproximadamente unos treinta años me diagnosticaron mi enfermedad, con la cual tuve que convivir y adaptarme. Me preguntaba constantemente, ¿ cómo era posible que con tanto avance de la ciencia, se supiera tan poco o, por mejor decir, nada sobre el origen de mi patología ?. Unas navidades, concretamente las relativas al año 2003-2004, movido por la agudeza intuitiva que nos dota el cerebro ante situaciones de supervivencia, vislumbré donde podía radicar el origen de mi patología.



    En la  primera de ellas, procedí a introducirme un hielo en el interior de mis cavidades nasales a la altura del OVN u Órgano de Jacobson. El resultado de la prueba fue inmediato y, lo puedo calificar, de espectacular, percibiendo una mejoría en los síntomas negativos de mi enfermedad.



    En la segunda, de similares características a la anterior, lo que  hice fue practicar sobre la zona un inhalador anestésico de los que utilizan los dentistas, experimentando una súbita y repentina mejoría.



    La tercera prueba, consistió en taponarme ambas fosas nasales durante la noche, procediendo a respirar por la boca mientras dormía. Los resultados fueron muy prometedores, hasta el punto de experimentar una notable mejoría durante la mañana del día siguiente.



    Estas prácticas, pese a la obtención de evidentes y significativos logros, no tuvieron la continuidad deseable; las dos primeras por la imposibilidad manifiesta en su prolongación en el tiempo, debido a la propia naturaleza de las sustancias aplicadas. La última, tanto por la incomodidad que supone el tener que respirar por la boca durante un lapsus continuado de tiempo y la posible incidencia adversa en  la alteración del flujo aéreo en la cavidad nasal.



   Con el transcurso del tiempo y, una vez que hemos profundizado en la investigación, constatando que, una vez que se impide el paso de las vomeroferinas a través del orificio que comunica la cavidad nasal con la vomeronasal, los efectos del parkinson minoran de forma significativa, he vuelto a efectuar con mayor precisión las pruebas anteriormente meritadas y, los resultados no pueden ser más esperanzadores a la par que sorprendentes.

    En una primera fase, he vuelto a taponarme durante la noche ambos orificios nasales y le he dado cierta continuidad, experimentando una más que evidente mejoría, sobremanera, en la primera parte de la jornada.



  Como no era suficiente, toda vez que a lo largo del día esa parte quedaba desprotegida y continuaba el flujo descontrolado de vomeroferinas activando mi OVN durante el día, con los efectos perniciosos que lleva aparejado, he procedido, a modo de sustancia mucosa artificial, a taponarme con un cleenex ambos orificios nasales a lo largo del día, produciéndose una mejoría espectacular con el transcurso de tan sólo 3 horas.



   En su consecuencia y, tras las pruebas-test practicadas, he llegado a la siguiente conclusión:



  Mis orificios nasales están permanentemente despejados. Puedo insuflar aire a mis pulmones con toda eficacia, nada lo impide. Sin embargo, para mí, la hiperventilación equivale a malestar, a rigidez. Tras décadas de convivencia con mi molesto y pertinaz compañero de viaje, el parkinson, he relacionado directamente mi patología con los sistemas olfatorio principal y secundario. 



Es por ello, que considero absolutamente necesario, no proceder a una solución provisional y, en su caso, limitada en su efecto, sino abogar por una solución definitiva, consistente en proceder a taponar de forma y manera definitiva el orificio que une la cavidad nasal con la vomeronasal, a través de una pequeña placa, implante o similar que, sin dañar la zona afectada, ocluya permanentemente la posibilidad de una activación involuntaria del OVN u Órgano de Jacobson, impidiendo el paso constante de vomeroferinas.


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